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ALFILER

Fui alfiler hundida en el suelo,
clavada en la tierra
para no volar
en los vientos de la tristeza.

Fui alfiler clavada en mi pecho,
planicie despoblada
donde nada crece
salvo el hastío.

Fui y nunca volví,
fuí y nunca supe ser
hombre en el espejo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo ha dicho que…
¡Hola! He descubierto tu(s) blog(s) y me han sorprendido, sobre todo este dedicado a tus poesías y que lamento que no actualices más a menudo -supongo que estarás muy ocupada dibujando todo el rato. Sobre todo después de haber leído estos dos últimos (espero que no ULTIMOS) poemas tuyos que tanto me recuerdan a Paul Celan (http://amediavoz.com/celan.htm y http://amediavoz.com/celan.htm#FUGA%20DE%20LA%20MUERTE ) por su ritmo entrecortado y esa musicalidad abrupta y disonante del vocabulario y la sintaxis elegidos, sometida al rigor (y el riesgo) de una reducción constante a los elementos más básicos (como me parece que ocurre tb. en tu obra tebeística, por otro lado). Y si me permites, por esa tristeza afilada que los atraviesa y en la que es imposible decidir si se trata de reunión o lejanía, si te diriges algún otro o a ti misma, si se trata de encuentro o desencuentro…como en Celan, además se encuentra en esa misma desolación que ya no esta hecha de debilidad o angustia sino en el presentimiento de una resistencia hecha de dureza y permanencia que abre aún a una suerte de reconciliación final (ese “Yo Mujer / me rescató de entre mis huesos”) sin excluir una ironía casi salvaje (“El tiempo, orondo / de tanto comerse la vida, /no puede pasar por la puerta /de mi apogeo”) que por momentos lo amenaza todo. Bueno esa sería mi interpretación tonta y pobre…

Y también hablaría de Pessoa por esa reflexividad que introduce la duda en el yo para incluir dentro de sí misma al universo entero (cuando escribes: Como niña que soy/ el ego me puede,/ yo soy el mundo/ y me duelo toda). Pero me abstengo de seguir incurriendo en el delito de Flagrante Pedantería.

Halé, ya he escrito mi mini-crítica pseudoliteraria del día. Sorry.

Y disculpa que me haya metido a saco en tu blog y más en uno tan personal como éste, pero es raro en general encontrar una sensibilidad poética tan acentuada y una preocupación por las palabras tal (algo que creo que se trasluce en los dibujos que he podido ver) en los creadores de cómics actuales (aquí es cuando creo que me empezarán a llover de verdad las hostias). Vamos, que no pierdas ese punto que creo que es una de las muchas cosas que hacen especial tu obra, si me permites. Y que tampoco permitas que el blog muera en las tierras baldías de los comments en blanco. El hipócrita público lector/bloggero aguarda y espera de ti grandes cosas. No nos falles (ChantajeArtístico, parte 1). Ciau.

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ACERCA DE MIRALEJOS.

Escribí este pequeño cuento/poemario hace unos años, inspirada por los días de mi infancia que pasé cerca del mar, cuando mi padre trabajaba en un pequeño taller donde construía barcas (chalanas) para pescadores y algunos otros de dudosa profesión. En mi memoria se escribieron amaneceres, olas, escalibures en el horizonte, colores, el salitre, un cante flamenco que tardé mucho en asimilar (¿Ó en apreciar?), coquinas en la orilla, cristales tallados en sal (cada uno con su correspondiente historia y aventura por las corrientes marinas), el viento de levante, espirales en la arena, sueños por cumplir. Tardé mucho en procesar estos recuerdos, en darles una forma que finalmente, ó quizá momentáneamente, ha sido "Miralejos" .
Estoy seca de belleza interior porque con ella trato de nutrir mi rostro, cabello, cuerpo y piel. La autodestrucción del Yo para ser Ella es una dura moneda de cambio.