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MIRALEJOS 13

13.

La duda es un gateo, siamés mezquino.

Arañaba a Miralejos rostro y voluntad,

Enrojeciendo, gota a gota, su pecho.


Perdida la cuenta en años, minutos y paciencias,

La orilla se desordenó en marea

Fue Olas arrinconadas, por una bulería.


Miralejos abrió sus brazos y la orilla,

Sonriendo en presente continuo,

Ese que se olvida a si mismo.


Abrazo de rotos y descosidos,

Rueda de afilar naufragada,

Manos en espaldas,

Miedos en redes de arrastre,

Alientos sin contener

El futuro.

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ACERCA DE MIRALEJOS.

Escribí este pequeño cuento/poemario hace unos años, inspirada por los días de mi infancia que pasé cerca del mar, cuando mi padre trabajaba en un pequeño taller donde construía barcas (chalanas) para pescadores y algunos otros de dudosa profesión. En mi memoria se escribieron amaneceres, olas, escalibures en el horizonte, colores, el salitre, un cante flamenco que tardé mucho en asimilar (¿Ó en apreciar?), coquinas en la orilla, cristales tallados en sal (cada uno con su correspondiente historia y aventura por las corrientes marinas), el viento de levante, espirales en la arena, sueños por cumplir. Tardé mucho en procesar estos recuerdos, en darles una forma que finalmente, ó quizá momentáneamente, ha sido "Miralejos" .
Estoy seca de belleza interior porque con ella trato de nutrir mi rostro, cabello, cuerpo y piel. La autodestrucción del Yo para ser Ella es una dura moneda de cambio.

ALFILER

Fui alfiler hundida en el suelo, clavada en la tierra para no volar en los vientos de la tristeza. Fui alfiler clavada en mi pecho, planicie despoblada donde nada crece salvo el hastío. Fui y nunca volví, fuí y nunca supe ser hombre en el espejo.