5.
En la orilla, un anciano dejó de tocar.
Enjuta su tez, miró sus pisadas
Llenas de espejos rotos.
Tras él, una motillo roja,
Hambrienta y delgada,
Cargada con una rueda de afilar
Cuchillos, almas y esperanzas.
El afilaor dejó de tocar,
Y el levante abandonó
Siseos y espumas de Miralejos.
Comentarios