Piel de hollín Cubriendo carne en vida, Huesos de alquiler. En cada ventana un alma Con firmes persianas Para no ver la vida. Mi cabeza: mi techo. Las ideas huyen Por la chimenea En mi coronilla. He de quemarlas, permanecer caliente.
Tengo una hija con un nombre por rostro, de nubes su cuerpo. Mi hija nonata se nutre de brevarios para crecer fuerte y un día estar en mis brazos.