Escribo en papel arrugado el desarraigo de mi cuerpo. La boca de mi estómago grita mariposas que me arrancan al vuelo. Desde arriba me veo paraje fértil, madre de nubes, consorte de lunas.
Tengo una hija con un nombre por rostro, de nubes su cuerpo. Mi hija nonata se nutre de brevarios para crecer fuerte y un día estar en mis brazos.