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Mostrando entradas de 2007

CARTA DE AMOR

Entiendo lo que me dicen las paredes cuando apoyo la frente en ellas. Las bautizo con sudor; creí que echaría de menos el calor del verano. Los muros de la ciudad son sabios, porque sabios son quienes saben la verdad. Mi verdad está deletreada en largos paseos durante los que dibujo edificios en mi frente. Quiero que cuando me veas sepas que he visto en esta ciudad tu perfil, y que las ventanas sólo tienen ojos para ti, y que las puertas se abren cuando les dices que ayer te reíste de tu sombra cuando esta jugaba con un ovillo de lana, y que las iglesias se confiesan cuando te ven pasar, a ti y a tu mirada fantasiosa. Todo ello está dibujado en mi frente, el único sitio desde el que se puede contemplar un beso inteligente. Los míos son analfabetos, aunque no por ello menos listos. Saben como trepar desde tu mejilla hasta el pómulo, aunque aún son incapaces de encontrar el camino hacia tus labios. Tu rostro es una perfecta obra urbanística, tan bien señalizada que es la envidia de todas
Frío tallando flautas en mis huesos, Tu voz, alfiler impreciso, Cosió verdades en finas puntadas. Ya no soy niña, Pero niña me sentí entre tus palabras, Niña tonta, Que necesita un mapa de caricias Para no perder el camino a casa. ¿Eres tú mi casa? No sé que hallaré cuando llame a la puerta, No tengo miedo, tampoco valor, Algunos caramelos de futilidad Y muñecas diciendo tonterías, Nada más. Es todo tuyo. Pon la mano y la rodearé de bolsillos Llenos de ti.
Entre huecos y huecos tengo cuencos Donde recojo lo que se escapa de la vida. Resulta un licor de sabor amargo A tomar con un terrón de ilusiones. Un sorbo pequeño, Quema la garganta y el corazón, Palpitan las ideas, los recuerdos Que no viviste. Borracha de huecos, Paseo por el mundo sin saber Qué poseo y dónde está lo mío. Ya no tengo qués, ni cuandos, Ni cómos, ni por qués, Sólo esta embriaguez de vida Que me hace poner cuencos En cada una de tus esquinas.

ELA

Tomo prestados dos suspiros y quince leguas marinas surcadas por delfines de gritos mudos. Me dicen a golpes que Ela nada sola las mareas de mi frente. Fruncir el ceño es mi respuesta para salvar el aliento de Ela. Ela maldita, Ela impía, Ela el consuelo de mis entrañas marcadas a fuego. Borracho de espuma caigo dormido en un abrazo apretado y escueto, delgado y hambriento como mi alma intranquila. Ayúdame a desear ¡ Oh, Ela ! Ayúdame a limpiar los restos de tu recuerdo, que sucio la calle me parece pesada sobre los hombros que te cargaron. Rugen las aguas mostrando colmillos de sal. Calla Ela tu charla de pez, no puedo ver tus labios de palabras desprovistos, no quiero besar tu boca abierta. ¿ Qué aire me darás ? Aire de mar, aire de mar hendida en tus pechos.

TIRA DE MI

De cada trozo de piel un abrigo de tañidos, Campanas repican el suelo cuando retales de mí Se desprenden cada vez que me escribo. Bajo el rosa soy letras delgadas, Cogidas con palillos a la impaciencia. Tiemblo sin mis campanas, Ya no resuenan en mis huesos. Quiero una nueva piel, Que cuando se caiga no te despierte, Que cuando la oigas Te haga mi piel.

CANCIÓN DE UN PÁJARO

Sabía que mis plumas eran de caña Por que el azúcar escapa de mí cuando te sobrevuelo. De ceniza mi pico, Incienso consumido sé decirte Al oído. Espejos negros mis ojos Donde mirar el aleteo de un adiós. Picotear las nubes para comer silencio, Hacerlas rojas y moradas de atardecer. Trino libertad hecha alturas, Cuando no hay suelo, Cuando no hay cielo. Los vientos me llenan las cañas de azúcar, Esparcen mis semillas entre cabellos de ángeles Y nacen nidos de brisa. Dadme más alturas.
Hoy quiero cosas felices, Duelos de tristezas fallecidas, Manos atadas con cuerdas de concordia, Juegos nocturnos con una linterna, Gigantes susurros al oído, Malabares de viento en tus cabellos, Despertares adultos abrazados como niños, Esponjas que drenen esas lágrimas En las que chapotear, Alcornoques sabios de corcho, Mil caras para quedarme con una, Besos amortiguados por besos, Ironías con caras de ángeles, Macetas donde plantar una vida, Vuelos alzados al azar, Monigotes de cariño. Hoy quiero una cosa feliz.
Estoy seca de belleza interior porque con ella trato de nutrir mi rostro, cabello, cuerpo y piel. La autodestrucción del Yo para ser Ella es una dura moneda de cambio.

LENTO COMO LA MIEL.

Cada sustancia que se desprende de mí Con la parsimonia de un acto sacrosanto Fluye por mis venas mirando mi sangre, Roja, Espesa como la miel. He de cortar mi carne, Dejarme salir, escapar, Fluir fuera de mi cuerpo. Sé que lo llamarías huir, Sé que me llamarías cobarde, Pero no es débil lo que me hace desangrar la mirada.

APATÍA

Tómate un gris a mi salud Que sabe a veneno caliente, Bendice la mesa con un rojo murmullo En tu cabeza pequeña e insolente. Dibújate en la cara los años que tienes en el alma Y verás a un viejo de sueños perdidos, Eres una jodida víctima de la calma En tu bolsa para muertos con vistas al mar. Una sonrisa encallecida te ha denunciado por maltrato, Mohoso, dormido, lloroso y aburrido, Despierta, que son dos telediarios Y en uno anuncian que ya hueles a podrido. Con los pies por delante se llega a todas partes, Los refranes son impuestos de apatía Para tomar los pelos de quienes antes Prefieren pensar a dejarse llevar. Levanta ese culo La vida está ahí Comiendo en tu mano, Levanta ese culo La vida está ahí No pasa dos veces O se toma o pereces. Tu grado de apatía en sangre supera lo permitido La cárcel en el sillón te espera, ¿Qué esperas si no sabes que esperar? La vida es juguetona y te canta qué será será. Hacer
Saltar la comba Usando cuerda de destierros. Corta el aire cuando vuela sobre mí. Fustiga el suelo, Pecan mis infiernos. En medio un “Puede” fetal Que detesta ser partido. Techo de cielo arcilloso, Paredes de viento armado. En un sillón de mullidos escalones Veo pasar la vida.
Allá, en la cala, la tranquilidad se contaba en caracolas. Las olas no rompían nunca, se deshacían en espuma de merengue. Los granos de arena eran independientes al viento, cada uno de ellos era puro libre albedrío. Las abejas polinizaban las dunas y la hierba crecía sin raíces, pajiza por mimetismo. Cuando el mar y la arena se unían, la división se hacía tangible en vez de aritmética, azul y amarillo sin ser verde. El cielo, exhibicionista sin nubes, se dejaba surcar por avionetas. El motor, amodorrado por almohadas de lejanía, se hacía un hueco entre ola y ola. Cuando los aviones se guardaban en la caja de juguetes del horizonte, los granos de arena dejaban de mirar al cielo para volver a la ardua labor de no confundirse los unos con los otros, o quizá terminar conquistando algún castillo. Las cenizas de San Juan, Tizas a merced del viento, Escribían nombres en las huellas mojadas.

MUERTE EN EL OLVIDO

Este poema no es mío, sino de un autor llamado Ángel Gonzalez, nacido en Oviedo en 1925, a quien descubrí en una ventanilla de un autobús en Granada, junto a mi amiga Eva. Hace tiempo que no bebo poemas, y ya empiezo a tener sed. --------------------------------------------------------------- MUERTE EN EL OLVIDO Yo sé que existo Porque tú me imaginas. Soy alto porque tú me crees alto, y limpio porque tú me miras con buenos ojos, con mirada limpia. Tu pensamiento me hace inteligente, y en tu sencilla ternura, yo soy también sencillo y bondadoso. Pero si tú me olvidas quedaré muerto sin que nadie lo sepa. Verán viva mi carne, pero será otro hombre —oscuro, torpe, malo-el que la habita...
VERDE. Se mueven Heridos en el orgullo Círculos de días contados. Beben de la tierra, Rugen, gritan, insultan, Lloran, piden, imploran La sangre negra que les alienta. ÁMBAR Piedra bonita es el tiempo, “Siempre” es tallada a fuerza de “Nunca”, dando mil puntas a la aguja del reloj. Elegir: Avanzar o parar Son rostros de segunderos. ROJO Furia: Contenida en diques de obligación. Paciencia: mar traicionero donde esconder la cabeza. Espera: si el mundo fuese buen juez, No aguardaría, Sólo avanzaría Sin oposición de color alguno. VERDE Corre.
La acera es el horno Donde cuece pan de caminos. Amasado con el paso de los años, Sin mimo, sin hambre, Es más un accidente Que alimento del destino.
Piel de hollín Cubriendo carne en vida, Huesos de alquiler. En cada ventana un alma Con firmes persianas Para no ver la vida. Mi cabeza: mi techo. Las ideas huyen Por la chimenea En mi coronilla. He de quemarlas, permanecer caliente.
Alzo la mano Y espero que caigan soles del cielo, Gaviotas de plata limpia, Morena piel fría. Sólo viene el aire Cargado de ofertas: Tres por dos en crispación, Dos por tres en prisas, Cero por dos en caridad. Mi perro bosteza, Se le escapa el alma, Cae en mi mano, La atesoro y digo: Buen chico. Y se la doy a comer.

NACIMIENTO

Hija mía, yo sólo puedo parir vapor de sueños, por eso eres nube. Te llamas Severine porque resultas musical entre mis brazos, cuna de nubes, cuenco de lluvias. Hoy me haces falta cálida de estío, protegiéndome con tu acurruque, envuelta en espejos, imitando el suelo allá tan abajo.