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ELA

Tomo prestados
dos suspiros y quince
leguas marinas
surcadas por delfines
de gritos mudos.
Me dicen a golpes
que Ela nada sola
las mareas de mi frente.
Fruncir el ceño es
mi respuesta para salvar
el aliento de Ela.
Ela maldita,
Ela impía,
Ela el consuelo
de mis entrañas
marcadas a fuego.

Borracho de espuma
caigo dormido
en un abrazo
apretado y escueto,
delgado y hambriento
como mi alma intranquila.
Ayúdame a desear
¡ Oh, Ela !
Ayúdame a limpiar
los restos de tu recuerdo,
que sucio la calle
me parece pesada
sobre los hombros
que te cargaron.

Rugen las aguas
mostrando colmillos de sal.
Calla Ela tu charla de pez,
no puedo ver tus labios
de palabras desprovistos,
no quiero besar tu boca
abierta.

¿ Qué aire me darás ?
Aire de mar,
aire de mar

hendida en tus pechos.

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CANCIÓN DE UN PÁJARO

Sabía que mis plumas eran de caña Por que el azúcar escapa de mí cuando te sobrevuelo. De ceniza mi pico, Incienso consumido sé decirte Al oído. Espejos negros mis ojos Donde mirar el aleteo de un adiós. Picotear las nubes para comer silencio, Hacerlas rojas y moradas de atardecer. Trino libertad hecha alturas, Cuando no hay suelo, Cuando no hay cielo. Los vientos me llenan las cañas de azúcar, Esparcen mis semillas entre cabellos de ángeles Y nacen nidos de brisa. Dadme más alturas.

ACERCA DE MIRALEJOS.

Escribí este pequeño cuento/poemario hace unos años, inspirada por los días de mi infancia que pasé cerca del mar, cuando mi padre trabajaba en un pequeño taller donde construía barcas (chalanas) para pescadores y algunos otros de dudosa profesión. En mi memoria se escribieron amaneceres, olas, escalibures en el horizonte, colores, el salitre, un cante flamenco que tardé mucho en asimilar (¿Ó en apreciar?), coquinas en la orilla, cristales tallados en sal (cada uno con su correspondiente historia y aventura por las corrientes marinas), el viento de levante, espirales en la arena, sueños por cumplir. Tardé mucho en procesar estos recuerdos, en darles una forma que finalmente, ó quizá momentáneamente, ha sido "Miralejos" .
Estoy seca de belleza interior porque con ella trato de nutrir mi rostro, cabello, cuerpo y piel. La autodestrucción del Yo para ser Ella es una dura moneda de cambio.