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Mostrando entradas de agosto, 2007
Entre huecos y huecos tengo cuencos Donde recojo lo que se escapa de la vida. Resulta un licor de sabor amargo A tomar con un terrón de ilusiones. Un sorbo pequeño, Quema la garganta y el corazón, Palpitan las ideas, los recuerdos Que no viviste. Borracha de huecos, Paseo por el mundo sin saber Qué poseo y dónde está lo mío. Ya no tengo qués, ni cuandos, Ni cómos, ni por qués, Sólo esta embriaguez de vida Que me hace poner cuencos En cada una de tus esquinas.

ELA

Tomo prestados dos suspiros y quince leguas marinas surcadas por delfines de gritos mudos. Me dicen a golpes que Ela nada sola las mareas de mi frente. Fruncir el ceño es mi respuesta para salvar el aliento de Ela. Ela maldita, Ela impía, Ela el consuelo de mis entrañas marcadas a fuego. Borracho de espuma caigo dormido en un abrazo apretado y escueto, delgado y hambriento como mi alma intranquila. Ayúdame a desear ¡ Oh, Ela ! Ayúdame a limpiar los restos de tu recuerdo, que sucio la calle me parece pesada sobre los hombros que te cargaron. Rugen las aguas mostrando colmillos de sal. Calla Ela tu charla de pez, no puedo ver tus labios de palabras desprovistos, no quiero besar tu boca abierta. ¿ Qué aire me darás ? Aire de mar, aire de mar hendida en tus pechos.