Entre huecos y huecos tengo cuencos Donde recojo lo que se escapa de la vida. Resulta un licor de sabor amargo A tomar con un terrón de ilusiones. Un sorbo pequeño, Quema la garganta y el corazón, Palpitan las ideas, los recuerdos Que no viviste. Borracha de huecos, Paseo por el mundo sin saber Qué poseo y dónde está lo mío. Ya no tengo qués, ni cuandos, Ni cómos, ni por qués, Sólo esta embriaguez de vida Que me hace poner cuencos En cada una de tus esquinas.
Tengo una hija con un nombre por rostro, de nubes su cuerpo. Mi hija nonata se nutre de brevarios para crecer fuerte y un día estar en mis brazos.