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CARTA DE AMOR

Entiendo lo que me dicen las paredes cuando apoyo la frente en ellas. Las bautizo con sudor; creí que echaría de menos el calor del verano. Los muros de la ciudad son sabios, porque sabios son quienes saben la verdad. Mi verdad está deletreada en largos paseos durante los que dibujo edificios en mi frente. Quiero que cuando me veas sepas que he visto en esta ciudad tu perfil, y que las ventanas sólo tienen ojos para ti, y que las puertas se abren cuando les dices que ayer te reíste de tu sombra cuando esta jugaba con un ovillo de lana, y que las iglesias se confiesan cuando te ven pasar, a ti y a tu mirada fantasiosa. Todo ello está dibujado en mi frente, el único sitio desde el que se puede contemplar un beso inteligente. Los míos son analfabetos, aunque no por ello menos listos. Saben como trepar desde tu mejilla hasta el pómulo, aunque aún son incapaces de encontrar el camino hacia tus labios. Tu rostro es una perfecta obra urbanística, tan bien señalizada que es la envidia de todas las ciudades capaces de albergar sonrisas, pucheros, guiños, melancolías y demás etnias, aún así mis besos siempre se pierden, incapaces de leer el mapa que mis ojos les compró en aquella librería de segunda, incapaces de entender los carteles y demasiado orgullosos para preguntar. ¿O acaso son cobardes mis besos? Ojalá se enseñara valor en las escuelas.

¿Ves? Vuelvo a divagar, se está convirtiendo en una costumbre. ¿Es buena o mala? Dímelo tú. Sólo sé que mis palabras buscan un lugar al que pertenecer, son apátridas desde el momento que salen de mi boca, de mi mano, de mi frente donde se pintan edificios. No tienen hogar, ni oficio ni beneficio, son palabras vagabundas y yo una divagabunda que nada sabe hacer mejor que perderse en su propia casa de palabras.

Rescata estas letras, dales un hogar, se conforman con poco, una lectura de vez en cuando, no ser olvidadas, déjalas jugar al escondite en la boca del estómago, allí escucharán un cuento de congoja y se irán a dormir. A mí me bastan unas pocas palabras tuyas para hacerme un hogar:

“Quédate conmigo.”

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Para leer bien un mapa tan complicado, cierra los ojos, es la mejor forma de llegar a tu destino

suerte
ANIEL ha dicho que…
No había pensado esa posibilidad. La pondré en práctica la próxima vez que me pierda.

Gracias!
Anónimo ha dicho que…
A servir (si entre compañeras de condición y preferencias no nos ayudamos ¿qué nos queda?)

;)

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CANCIÓN DE UN PÁJARO

Sabía que mis plumas eran de caña Por que el azúcar escapa de mí cuando te sobrevuelo. De ceniza mi pico, Incienso consumido sé decirte Al oído. Espejos negros mis ojos Donde mirar el aleteo de un adiós. Picotear las nubes para comer silencio, Hacerlas rojas y moradas de atardecer. Trino libertad hecha alturas, Cuando no hay suelo, Cuando no hay cielo. Los vientos me llenan las cañas de azúcar, Esparcen mis semillas entre cabellos de ángeles Y nacen nidos de brisa. Dadme más alturas.

ACERCA DE MIRALEJOS.

Escribí este pequeño cuento/poemario hace unos años, inspirada por los días de mi infancia que pasé cerca del mar, cuando mi padre trabajaba en un pequeño taller donde construía barcas (chalanas) para pescadores y algunos otros de dudosa profesión. En mi memoria se escribieron amaneceres, olas, escalibures en el horizonte, colores, el salitre, un cante flamenco que tardé mucho en asimilar (¿Ó en apreciar?), coquinas en la orilla, cristales tallados en sal (cada uno con su correspondiente historia y aventura por las corrientes marinas), el viento de levante, espirales en la arena, sueños por cumplir. Tardé mucho en procesar estos recuerdos, en darles una forma que finalmente, ó quizá momentáneamente, ha sido "Miralejos" .
Estoy seca de belleza interior porque con ella trato de nutrir mi rostro, cabello, cuerpo y piel. La autodestrucción del Yo para ser Ella es una dura moneda de cambio.