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ACERCA DE MIRALEJOS.

Escribí este pequeño cuento/poemario hace unos años, inspirada por los días de mi infancia que pasé cerca del mar, cuando mi padre trabajaba en un pequeño taller donde construía barcas (chalanas) para pescadores y algunos otros de dudosa profesión.
En mi memoria se escribieron amaneceres, olas, escalibures en el horizonte, colores, el salitre, un cante flamenco que tardé mucho en asimilar (¿Ó en apreciar?), coquinas en la orilla, cristales tallados en sal (cada uno con su correspondiente historia y aventura por las corrientes marinas), el viento de levante, espirales en la arena, sueños por cumplir. Tardé mucho en procesar estos recuerdos, en darles una forma que finalmente, ó quizá momentáneamente, ha sido "Miralejos".

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
hay que leerlo! y auqnue apenas he enpezado ya he empezado a echar de menos Málaga y a un par de chicas dejé (bueno, que me dejaron) allí. Felicidades, aunque sea un poco triste como lo es siempre recordar la infancia ¿no dicen que es la única patria verdadera de cada uno de nosotros?
un abrazo
Anónimo ha dicho que…
jolín, perdona por las faltas de mi comentario
Anónimo ha dicho que…
¿Qué ha pasado con este blog? parecía que pegabas un acelerón y lleva un mes parado. Eso si, mola releerlo.
Anónimo ha dicho que…
Sí que mola, sí. Otra admiradora de tu forma de escribir.

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CANCIÓN DE UN PÁJARO

Sabía que mis plumas eran de caña Por que el azúcar escapa de mí cuando te sobrevuelo. De ceniza mi pico, Incienso consumido sé decirte Al oído. Espejos negros mis ojos Donde mirar el aleteo de un adiós. Picotear las nubes para comer silencio, Hacerlas rojas y moradas de atardecer. Trino libertad hecha alturas, Cuando no hay suelo, Cuando no hay cielo. Los vientos me llenan las cañas de azúcar, Esparcen mis semillas entre cabellos de ángeles Y nacen nidos de brisa. Dadme más alturas.
Estoy seca de belleza interior porque con ella trato de nutrir mi rostro, cabello, cuerpo y piel. La autodestrucción del Yo para ser Ella es una dura moneda de cambio.